jueves, 25 de marzo de 2010

Rojo como un tomate


Cada vez que la veía se ponía recto como una vela, y rojo como un tomate. Ella se contenia las ganas asesinas, de arrancarle la cabeza como un cocodrilo a un pato, y de romperle las piernas como un luchador profesional de Pressing Catch. El huía como un ratón cuando se ve amenazado por una serpiente. Y ella se ponía tan triste como Heidi cuando la llevaron lejos de las montañas. Él agachaba la cabeza como un niño que ha roto el cristal de la ventana de casa de su tía jugando con una pelota. 
No hablaban.... era el tipico caso de falta de comunicación... como cuando mandas una carta a un destino y nunca llega.  Era un momento amargo, como cuando le pegas un sorbo al café habiendote olvidado de echarle el azúcar. Era una situación tensa, como la goma con la que las niñas juegan canturreando en el parque.
Ella deseaba que él dejara de poner aquella cara seria, como la de un presentador de informativos cuando da una mala noticia. Y él deseaba que ella desapareciera, como el mago que hace que desaparezca un conejo en la chistera.
Ella quería decirle tantas cosas, como una grupi enamorada de algún cantante guaperas perfecto para atraer quinceañeras, y sabía que por mucho que lo desease.... el se iba a terminar poniendo rojo como un tomate y recto como una vela.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me ha gustado mucho!!!!mucy divertido...jejeje...besitos

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Este tiene el ojo tripy como un camaleon viendo dos canalesa???

Brü dijo...

Jajaja, Tomás como te echo de menos!!!