
Se dirigió al mostrador con paso firme, armada con su bolso de Prada de los chinos de la esquina, sus Jimmy Choo de imitación, y su recién estrenada permanente ultimo modelo de la peluquería de su amiga Mari.
En el mostrador él... ojos azules, metro setenta, complexión "tipical espanisss", barba afeitada pero con sombra, de esas de toda la vida, allí a su labores de dependiente.
- Buenos días ¿la puedo ayudar? - preguntó él de una manera automática, poniendo cálida voz, como hacen todos los dependientes.
- Creo que si... - contestó ella mientras escudriñaba con la mirada cada rincón del mostrador lleno de tostadoras y licuadoras de última generación.
- ¿Deseaba algo en concreto? - insistió el dependiente al ver que la pobrecilla no sabía por donde le daba el aire.
- Si, ahora que lo dices si. - la actitud cambió de repente, respondió con mucha seguridad.
- ¿Y que deseaba?
- A ti.
La cara del dependiente se empezó a enrojecer desde el mentón hasta la frente, sus ojos se abrieron como platos, intentó balbucear algunas palabras en algún idioma extraño como poseido por aquel momento absurdo que estaba viviendo. De repente volvió en sí, y recordó aquello que su jefe siempre le decía insistentemente a diario.
- ¿Me envuelvo para regalo, o se me lleva puesto?
El cliente siempre tiene la razón.
8 comentarios:
Espero que no se lo lleve puesto, darían el espectáculo jajajaja.
Pues yo me lo hubiera llevado puesto jajajaja
Por supuesto y si es clienta, más.
Besotes gordos.
Hace poco vi una película y esta entrada me la ha recordado. Se llama "The Shop Around the Corner" (El bazar de las sorpresas) y es una comedia romántica en blanco y negro deliciosa.
Contéstame aquí mejor (en tu blog) que en mi blog, así podemos seguir el hilo de la historia y los comentarios :)
Ah, vale, te dejo mi msn, igual es más rapido!!! Bruxinaillya@hotmail.com
Te he mandado un correo...
no me llega nada
Publicar un comentario