jueves, 27 de agosto de 2009

Camisas


Las relaciones con los hombres se pueden equiparar a las camisas. Al principo, entras en cualquier tienda, te pruebas una y otra vez diferentes camisas si comprarte ninguna, le preguntas a tus amigas ¿me queda bien? y ellas te dan su consejo... tanto si es positivo como negativo, a ti te da igual y vas a hacer al final lo que te de la real gana. Hay mujeres que al entrar por primera vez en una tienda, escojen la primera camisa, la compran, se la llevan a casa, la guardan en el armario y la tienen como camisa favorita, piensan a veces en comprarse una camisa nueva, pero no tienen valor para traicionar a la camisa de toda la vida roida y pasada de moda, asi que se conforman con mirar escaparates de vez en cuando. A veces, te pruebas una camisa, piensas que te queda bien, y en el primer lavado, destiñe, o se le cae un botón, la llevas de nuevo a la tienda, y no te devuelven el dinero, asi que te dejan con un gran vacío en tu bolsillo. Otras veces, buscas, buscas, te pruebas, buscas, te pruebas, te pruebas, y al final, te conformas con la más barata. Algunas mujeres buscan solo camisas de diseño que no pueden permitirse, pero no ha nacido aun ninguna amiga capaz de decirles a este tipo de compradoras, que o bajan el liston, o nunca podrán llevar una buena camisa. Hay camisas preciosas, que al probartelas te quedan horribles, y al revés, camisas horrorosas, que son las mas comodas y calentitas. Yo estoy harta de probarme camisas, y de mirar escaparates, como no encuentre rapido una de mi talla, voy a tener que pasarme a los jerseys de cuello de pico.

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