jueves, 27 de agosto de 2009

La dramática historia de la mujer que esperaba


Hoy, mientras intentaba alargar más el tiempo de estar en la cama escondida debajo de mi nuevo nórdico, se me ocurrió una historia, que tal vez sea verídica, o tal vez se convierta desde hoy en una leyenda dramática sobre el amor.
Habia una vez una muchacha, que podrías ser tu, o tu prima, o tu vecina del sexto, la cuestión es que la pobrecilla estaba enamorada. Por donde fuera caminaba graciosamente y le salian corazones a su alrededor. Su amor era platónico, era feliz viéndole y estándo a su lado, intentaba reunir fuerzas suficientes para intentar acercársele e invitarle a tomar un café. Una tarde, respiró hondo, y le mandó un mensaje. Despues de meses de tanteo, e intentos, ya era hora. Ella solamente quería un café. El contestó aquel mensaje diciendo que estaba ocupado.... ella no quería rendirse, envió uno nuevo "Yo te espero, no te preocupes".
Y allí se quedó, delante de la taza de café. Sentada sola, con la mirada vacía y perdida. Fueron pasando las horas una tras otra, y él no dio ningún tipo de señal de vida. Ella miraba el teléfono, seguía esperanzada, pensaba que él la iba a contestar. Era lo correcto, ella estaba esperando, se lo había dejado claro... El dueño de la cafetería la vió tan triste, que no quiso molestarla en su tristeza, asi que cerró y alli la dejó dentro. Pasaron los días, y allí estaba, no se movía, seguía en su silla delante de su taza de café ya vacío y helado. El movil se había quedado sin batería, pero ella seguía mirando la pantalla cada cinco minutos. Había perdido la cabeza. Siguió pasando el tiempo, pasaron meses, años.... se hizo mayor, su pelo se tornó blanco, se volvió vieja y arrugada, pero allí seguía, sentada en el mismo sitio. La gente del barrio, sentía tanta pena por ella, que ya no podían hacerla salir de allí, asi que todo el mundo estaba acostumbrado a encontrarsela en la cafeteria, pegada a su movil antiguo y delante de su taza vacía con su ropa roida.
Un día, un muchacho de fuera del pueblo entró en el café. Sorprendido de ver a aquella mujer, se sentó en su mesa. La miró a los ojos, y ella le devolvió la mirada, aun tenía ese brillo de enamorada. Él le preguntó "Que hace aquí" y ella le contestó "Esperándole, esperándo a mi amor verdadero".
Asi me siento yo....

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